Montaña encantada, el antiguo volcán se erige orgulloso y solitario como el"guardián" de la parte sur de la Toscana.
De forma cónica, parcialmente irregular, la Amiata cambia de aspecto según la posición desde la que se mire. Sin embargo, es un punto de referencia en el horizonte de Maremma, Val d'Orcia, Val di Paglia y Colline del Fiora.
En sus laderas brotan innumerables manantiales, incluidos los de los ríos Fiora, Albegna, Vivo y Paglia. Pero caminando por sus bosques es fácil toparse con el brotar de aguas claras de arroyos y riachuelos.
Desde las laderas hasta la cima, la vegetación es una sucesión de viñedos, olivares, robledales y luego castaños y hayas subiendo. Ecosistemas ejemplo de simbiosis entre una naturaleza autoritaria y la terquedad humana. Quizás en ninguna parte como en la generación Amiata de leñadores, mineros, carbonarios y campesinos han influido en el paisaje permeandolo a las necesidades de la población, sin poder afectar el encanto de un entorno mágico, aparentemente salvaje, casi místico.
Para los etruscos era la montaña sagrada, donde habitaba su principal deidad Tinia, de quien según algunos historiadores tomaría su nombre el antiguo volcán.
En el pasado, Amiata también fue tierra de minas de mercurio, canteras de tierra de diatomeas("Moon Milk" para los antiguos) y producción de taninos. Hoy es sede del turismo de deportes de invierno, además de ideal para la práctica del trekking y el ciclismo en todas las estaciones, pues es capaz de regalar a los visitantes más atentos la magia de sus colores siempre cambiantes.
El escritor ama especialmente el otoño, cuando las montañas ofrecen cálidos tonos amarillos, rojos y anaranjados que, bajo el sol cada vez más débil, tienden a oscurecerse con la llegada del invierno. Entonces el otoño es la estación en la que la Amiata da sus frutos más preciados: castañas, setas, aceitunas y uvas. Productos fruto de una historia milenaria de exaltación de la biodiversidad que se convierten en símbolos del territorio y su gente.
Una"corona" de pequeños pueblos de origen medieval rodea el cono de la montaña. Ricas en historia, arte y cultura, están habitadas por una población caracterizada por un rasgo histórico de orgullo y un profundo vínculo con su tierra. Y es también en esos pueblos donde el visitante puede aprovechar para degustar las especialidades enogastronómicas típicas de la zona.
Monte Amiata es, como ya se mencionó, un lugar especial donde se equilibran un entorno aún impregnado de naturaleza intacta y una milenaria acción humana de adaptación. Es el lugar ideal para aquellos que sueñan con escapar de un estilo de vida agitado y quieren captar los secretos materiales e internos de la Montaña Mágica con los ojos bien abiertos y los oídos aguzados.